miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ni respeto, ni lógica

Como el propio título indica, este post trata sobre la falta de respeto y la absoluta ausencia de lógica que yo, en mi humilde opinión, encuentro al siguiente hecho: llevar carritos de niño a actos que se conoce que tendrán una gran aglomeración de gente asistente y que, además, requieren de movimiento.

El pasado 6 de diciembre, fui con mi pareja al mercado medieval de Vic. Un acto en el que, año tras año, las calles y plazas de la ciudad se llenan de puestos de venta de alimentos, artesanía y muestras de oficios antiguos, todo ello ambientado en la época medieval. Este mercado medieval se ha convertido en uno de los más conocidos y visitados de los centenares que se realizan anualmente por toda Catalunya y las calles de la capital de Osona se ven invadidas por verdaderos ríos de gente que lo visita durante los tres días que tiene de duración. Oleadas de vehículos privados llegan por carretera congestionando los accesos y lugares de aparcamiento y ordas de gente llegan en tren para poder pasear y disfrutar del acontecimiento.

Al día siguiente, ya que mi pareja no es catalana ni reside aquí, decidí llevarla a la Fira de Sta Llucia de Barcelona. Esta feria es la feria de Navidad más grande que se organiza en la ciudad de Barcelona, y los puestos de árboles de Navidad, adornos y luces para los mismos, figuritas para los nacimientos, plantas de Navidad, ramilletes de la suerte y demás artículos relacionados con estas fechas, llenan la Av de la Catedral de la capital catalana. Gente no solo de Barcelona viene a verla, lo que provoca que la zona sea intransitable con vehículo privado y difícilmente a pie, debido a la alta concentración de gente en un único espacio y con la intención de ver lo mismo.

Cuando uno se dirige a estos lugares, ya da por hecho la aglomeración de gente, que habrá alguna incomodidad debido al acinamiento e incluso de da por descontado que habrá algún empujón y pisotón involuntarios. Pero es que en los últimos años, se ha notado un incremento de inconscientes que se desplazan con los carritos de los niños a estos lugares. Y entendedme bien. El problema no es tanto el carrito en sí mismo (aunque un carrito de hoy día, ocupe el espacio vital de dos o tres personas incluso), sino que dichas personas se creen con el derecho de conducir como verdaderos camicaces, arrollando todo aquel que pillan, golpeando los talones con el cochecito, y exigiendo prioridad de paso además, no siempre de buenas maneras. Los hay que bajan incluso con cochecito de gemelos!!! Ole tú!!!

Todo lo basan en que los pequeños también tienen derecho a ver... A VER QUE???? No me imagino lo que debe pensar un crío, sentado en su cochecito y rodeado de personas más altas que no le dejan ver nada que no sea sus culos y piernas. Debe acojonar digo yo!! Otros van directamente dormidos. Aunque después están los que pasan de ir sentados y saltan de su carrito para ir de manos de su padre o madre. Padre o madre que, con una mano llevan a su hijo y con la otra quieren gobernar un cochecito que son capaces de llevar de manera digna con las dos. Resultado? Más golpes recibidos y situaciones que llegan a ser tensas dependiendo del carácter de la gente que se cruza.

Sin duda alguna, esta situación está provocada por el acomodamiento que existe en la sociedad, que es incapaz de abandonar algo de comodidad por el bien común. A mi y a los de mi generación, por no ir más atrás, nos han llevado nuestros padres a estos lugares pero, en la mochila, el canguro, el,arnés, en brazos o sobre los hombros, nunca en carrito. No es de extrañar que ahora, cuando una pareja tiene un hijo, prácticamente necesita una furgoneta para llevar todos los trastos del crío.

Pues lo voy a decir bien claro: me cago en todos los que hacéis estas cosas que acabo de relatar. Si por mi fuera, pondría multas severas a esta "gente" y prohibiría el acceso a estos lugares de aglomeración con cochecitos.


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