lunes, 19 de septiembre de 2011

VERANO A LA SORIANA

En el post anterior, ya os he presentado mi base logística durante mis vacaciones estivales: Carabantes (Soria). Pero, como ya decía en post, al hacer dos semanas continuadas he podido visitar otros lugares de la provincia. En algunos ya había estado y he podido comprobar los cambios que han sufrido y en otros ha sido la primera vez que los visitaba. He tenido de todo lo que me gusta: historia (visitando castillos, ermitas, restos arqueológicos) y naturaleza.

No podían empezar mejor las vacaciones, ya que llegué a Carabantes en su primer día de fiestas. Además la climatología acompañó como hacía tiempo no lo hacía en esas fechas. Pude disfrutar al 100% de las fiestas incluida la comida popular del lunes, a la que hacía años que no iba. Los siguientes días, los aproveché para descansar el máximo y caminar por el término carabantino. Mi decepción fue no poder acceder a la fuente del moro ni a la de la huerta, un lugar precioso que actualmente se encuentra con el acceso cegado por zarzas y malas hiervas pero, por otro lado, se recuperó la fuente del cubo, gracias al trabajo realizado por Karmele junto a varios familiares (muchas gracias!!). Mi segunda semana, fue más lo que suelo hacer habitualmente durante mis vacaciones, desplazándome cada día para ver diferentes lugares.

En cuanto a castillos, visité diferentes localidades. Calatañazor, fue la primera. Pueblo que sigue con una arquitectura medieval, con calles empedradas y casas que se levantan en dos niveles, el primero en piedra y el segundo y tercero levantado en adobes y madera, manteniendo también las tradicionales chimeneas en forma de cono de aquella época. El pueblo, aparte del encanto antiguo y tranquilidad que confieren sus calles, conserva gran parte de la muralla que antaño protegió la localidad en las batallas frente a los musulmanes y también unos pocos restos de lo que fue su castillo. También visité los castillos de Caracena, Gormaz (castillo amurallado más grande del mundo), San Esteban de Gormaz, Berlanga de Duero y Carabantes (jejeje que no falte). Además, el de Gormaz es el castillo amurallado más grande del mundo dentro de su categoría, conserva todavía la torre del homenaje y dos de las tres torres de defensa junto a la totalidad de su muralla. Resulta impresionante, en lo alto de la montaña, cuando te acercas y se ve en la cima, gobernando un montón de tierras. Cuando estás arriba, y se ven las preciosas vistas que tiene el castillo de miles de kilómetros cuadrados a la redonda, con el río Duero a sus pies, resulta fácil pensar que costara tanto realizar la reconquista, ya que nadie abandonaría por las buenas un terreno así. Mi mente ideó un castillo de fuegos artificiales, genial, para ser disparado desde el interior del castillo y todo su perímetro amurallado, que podría ser visto desde muchos km a la redonda (ya se sabe que la cabra tira al monte).

Iglesias y ermitas, también he visto unas cuantas. Hay que tener en cuenta que, por un lado se estaba llevando a cabo la reconquista, por lo que había una gran necesidad de crear recintos religiosos en los nuevos núcleos de población que se iban creando o conquistando. Por otro lado, la actual provincia de Soria, fue la frontera y escenario de muchas batallas entre cristianismo e islam durante muchos, muchos años. El tierra fronteriza en época de guerra religiosa, provoca que sea necesario exacerbar más de lo normal la fe y creencia de las gentes que ahí vivían y por tanto, el número de centros de culto el mayor. Hubo localidades como Calatañazor que, aún y con lo pequeño de la población, llegaron a tener hasta 9 iglesias. Las hay de muy bonitas, otras están en ruinas y en situación de abandono. Incluso hay alguna, que es una mezquita adaptada posteriormente para ser iglesia románica pero, mantiene la esencia islámica con sus arcos, etc.

Además, también pude pasear por las calles de diversos pueblos con mucho encanto. Pueblos pequeños que antaño tuvieron incluso sus propios fueros e independencia de la corona pero, que actualmente son poco más que una pedanía, como es el caso del pueblo Andaluz. Pueblos grandes, que conservan la esencia del casco viejo y han sido cuna de grandes figuras de la literatura, como el Burgo de Osma, con su majestuosa catedral y muralla, sus calles antiguas que mantienen el encanto de la antigüedad.

No podía faltar en mi visita algo que mucha gente odia: las piedras. Por piedras, entiendo aquellas ruinas de época romana o celtíbera. Recorrí la ruta celtíbera de Soria, que comprende tres núcleos principales de ruinas. Uxama, la antigua localidad origen del actual Burgo de Osma. No se trata de un gran yacimiento arqueológico pero tiene su encanto y está a menos de 5Km del Burgo. Tiermes, ciudad romana que llegó a ser grande, con su propio teatro incluso. Ejemplo de cómo aprovechar una montaña para esculpir una ciudad aprovechando la propia naturaleza. Los ojos poco amigos de este tipo de monumentos, solo verán unas paredes de piedra con agujeros, como en muchas otras montañas, y marcas en el suelo con piedras pero, a mí me gusta pasar las horas imaginando como en esos agujeros se encajaban las vigas de las casas y como esas piedras formaban una calle con sus desagües o como unas piedras formaban el foro, mercado y templos. Resulta impresionante como subían el agua del río manzanares hasta el acueducto que alimentaba de agua potable a toda la ciudad con un sistema de bombas de vacío que siguió utilizándose hasta más allá de la época renacentista, así como comprobar el recorrido del acueducto, excavado en la propia montaña como el resto de la ciudad. Y para terminar pero, no por ello menos importante (mas al contrario), la ciudad de Numancia que, de origen celtibérico, dirigió y encabezó la resistencia de los pueblos celtibéricos de la península contra la ocupación romana durante 20 años de guerra y que solo sucumbió tras 18 meses de asedio. Ya había visitado este antiguo yacimiento arqueológico en mi infancia pero, ahora han reconstruido una casa de la época romana y otra casa de la época celtíbera, así como un tramo de la inexpugnable muralla numantina y uno de sus accesos. Todo ello puede ser visitado por quien acceda al recinto y ayuda a comprender los restos de los que solo se ven los cimientos. Realmente muy interesante si, como a mí, te gusta visitar ruinas e imaginar como fueron esos lugares antaño.

Y tampoco podía dejar de visitar algún paraje natural. La verdad es que pasear por el entorno de Carabantes ya te permite cambiar completamente de registro. Pasas del asfalto a caminar por cerros, bosques de encinas, caminos de tierra que transcurren entre campos de trigo, cebada y girasoles. En verano, los campos toman un tono amarillento y tostado de las parcelas ya cosechadas de cereal, dónde solo queda el rastrojo y las alpacas de paja si todavía no han sido recogidas. Resulta un contraste, no solo de tono si no también de ambiente natural. Pero Soria es más que un secarral. Hay zonas de la provincia que tienen bosques de pinos, como todo el alrededor del pantano de la cuerda del pozo, que es el acceso a la Laguna Negra y el pico del Urbión. Esa zona la he perdonado este año, ya que es la que suelo visitar casi cada año. Este año he ido a otro lugar, más escondido pero igualmente verde y en el que nunca había estado. Se trata de la Fuentona. La Fuentona es un manantial subterráneo, que es el nacimiento del río Abioncillo. Las aguas tanto del manantial como del propio río son increíblemente limpias y transparentes, permitiendo ver le lecho así como la cueva de la que surge el manantial. El equipo del programa de televisión "Al filo de lo imposible" intentó llegar al origen del nacimiento del manantial, sumergiéndose en las cristalinas aguas de la Fuentona pero, solo lograron llegar a poco más de 100m de profundidad bajo el nivel de la superficie, siguiendo las grutas inundadas. Por tanto, el origen del manantial de la Fuentona sigue siendo un misterio. Además, cerca hay también un salto de agua o cascada, que por desgracia no tenía agua en esta época pero, que resulta impresionante visitar durante el deshielo o tras una gran tormenta amén de lo que me contaron algunas excursionistas con las que me crucé. Yo subí por un sendero hasta la cima de la montaña donde se encuentra, y paseé por allí rato largo, para después volver al punto de origen.

Hay algo que no perdono, sea dónde sea que vaya de vacaciones. Se trata de salir de fiesta. Durante el primer fin de semana, estaba claro que me limité a las fiestas patronales de Carabantes. Los otros dos fines de semana, salí de fiesta con mi buen amigo Raul por Calatayud. Cena homenaje que nos dimos cada una de las noches en sendos asadores y el mesón de la Dolores, con unas pintas de Murphy's en un pub irlandés y unos buenos cubatas en los múltiples locales de fiesta de la localidad. Conocí gente (no tanto como me hubiera gustado...), y me lo pasé en grande como siempre que salgo. Eso sí, consejo: a no ser que vayáis con alguien que conozca el pueblo, no salgáis de fiesta por Calatayud en viernes, está desierto y puede ser frustrante. El sábado por el contrario, está todo a reventar y el ambiente es genial.

Total, que este ha sido un gran verano, como hacía años que no vivía.

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